Caperucita



Me levante de la cama, donde tu cuerpo aún se agitaba por tus orgasmos, mi erección se agito aún en el aire, sintiendo la frescura de la noche camine al baño, luego a la cocina por un trago...miré por la ventana, que da al patio la luz de las casas de mis vecinos lucían aún encendidas, miré la hora del gran reloj redondo de la cocina eran recién las 9 de la noche, me quedé allí terminando mi baso y ya mi erección era pasado, volví sobre mis pasos desnudos me detuve en el living acomodé las cortinas.

Volví al cuarto estabas recostada con tu cola a la vista, me apoye en la puerta y te mire por unos minutos, parecías dormir, tu vestido rojo lucía en la silla casi cayendo al suelo, tus zapatos rojos, tus panti medias rojas, tu carterita rojo brillante, mi ropa alguna en el living, otra en el suelo a los pies de la cama, la luz del velador tenue como el crepúsculo dejaba ver tu cabello negro y ondulado, largo como la noche allá afuera, tus hombros suaves, delicados angostos, tu espalda relajada, tu cola insinuante, provocadora, besable...y tus piernas firmes y contorneadas terminadas en esos pies tan pequeños delicados.

Volví a meterme a la cama, me quede por unos segundos sobre ti, apenas rozando tu cuerpo, acercando mis labios a tu hombro, saboreando el aroma de tu cuerpo, mi sexo dormido acariciaba tu culo perfecto, insinuando despertar, tu cara despejaste de tu pelo, besé tu mejilla, tus ojos y la comisura de tus labios, me acosté a tu lado, me miraste y te besé suavemente, saboreando tus labios como intentando atrapar cada segundo a tu lado en mi mente.

Acariciaste mi sexo con tu mano más cercana casi sin moverte, mi erección estaba en tu mano casi plena, me dejé querer por algunos minutos giraste quedando sobre tu hombro y continuaste con tus caricias logrando mi erección plena, la mirabas con tus ojos como si fuera tu primera vez llena de curiosidad  de deseo, eso me provocaba aún más, observe como tu lengua húmeda mojaba tus labios y mordías estos últimos, sin decir nada de un movimiento quedaste perfectamente ubicada cerca de mi sexo, tu lengua se adelanto y la sentí acariciarme, luego tus labios y por último toda tu boca se apoderaba de mi sexo.


Mis manos acariciaban tu espalda, se enredaban en tu cabello, tu cabeza se movía, mi boca emitía gemidos apagados, resoplidos y palabras sueltas indicándote lo perfecto que lo hacías  el placer que me dabas, tus manos acariciaban mis bolas, tu pelo me hacía cosquillas, deseaba como a la vez no acabar ya, es sublime hacerlo en la boca pero quería volver a penetrar tu cuerpo, tan frágil  sentirlo sobre mi, me agarraste con fuerza y me masturbaste así, allí supe que deseabas hacerme acabar ya!...me relaje y me deje hacer...en minutos luego de un aviso del último segundo de vida, acabe en tu cálida boca que dejaste quieta recibiendo todo mi semen...

Volviste a recostarte sonriente, habías tragado lo mío, besaste mis labios y te quedaste recostada...era mi turno y comencé a besarte bajando por tus pechos, pezones, ombligo, piernas, y tu sexo sublime, hermoso, cálido, húmedo, apretado, ardiente, en minutos luego de acariciar con mis lengua, labios y dedos, sufrías de un orgasmo y yo seguí para lograr tu segundo...fueron cinco en un rato...donde mi erección volvió a revivir, terminamos desenfrenados en la cama, arriba, abajo de lado...en fin, mojados.

No me volví a levantar me dormí profundamente, desperté con el sol ya levantado, tu lucias a los pies de la cama con tu traje rojo ajustado, arreglando tu pelo, hermosa imagen aquella, recogiste tu carterita, me miraste dulcemente, te acercaste y besaste mis labios apenas rozándolos  ya me voy, anunciaste, lo pase muy bien...nos volveremos a ver es seguro, esta bien dije, igual lo e pasado muy bien, pero antes de irte solo dime tu nombre, sonrió y salio de la casa, me levante y en el baño en el espejo estaba escrito su correo...



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